Es de las manualidades que más orgullosa me siento; tardé una eternidad en hacerla y es un claro ejemplo de la mezcla de materiales, porque utilicé todo lo que tenía a mi alcance: madera (en concreto la rama de un árbol), arcilla, pintura acrílica, globos, papel, rotuladores, barniz…
Todo comenzó por intentar organizar mis anillos: tenía muchos, y bien guardados en una caja quedan muy ordenados, pero no los tenía a la vista, así que a penas me los ponía.
Un día, entre la leña de la chimenea, vi una ramita que tenía forma de “V” y sin saber que hacer con el, lo cogí. Estuvo en mi trastero ni se sabe el tiempo, hasta que por fin tuve claro como darle forma.